La autora del libro más emblemático del exilio ha expresado recientemente sus sentimientos de angustia y nostalgia en relación a su país natal, que le fue arrebatado por la dictadura. En una entrevista, la escritora habló con profundidad sobre el dolor que ha experimentado al verse obligada a dejar atrás su hogar y la vida que conocía. Su obra, que se ha convertido en un símbolo para muchos que han compartido su destino, explora las complejidades del desarraigo y la pérdida. A través de sus palabras, la autora transmite una profunda tristeza por la situación que enfrentan millones de personas que, como ella, han tenido que buscar refugio en tierras extrañas, mientras sueñan con el regreso.
Con el paso de los años, su libro ha resonado más allá de las fronteras, tocando corazones en todo el mundo y sirviendo de testimonio del sufrimiento que acompaña al exilio. En un contexto en el que las historias de personas desplazadas son más pertinentes que nunca, la autora destaca la importancia de mantener viva la memoria y la identidad cultural, a pesar de las adversidades. Su relato no solo captura el dolor de la separación, sino que también resalta la resiliencia y la esperanza de aquellos que, aunque separados físicamente de su país, continúan luchando por preservar su legado cultural y sus recuerdos personales.
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