La justicia de Argentina ha decidido enjuiciar en ausencia a 10 sospechosos del atentado a la AMIA de 1994, que causó 85 muertes y dejó cientos de heridos. Entre los acusados se encuentran siete exdiplomáticos y altos funcionarios iraníes, y tres libaneses supuestamente vinculados con Hezbolá. Este proceso será posible gracias a una legislación reciente que permite juzgar a ausentes en casos graves, pese a que los acusados siguen prófugos. Javier Milei, presidente de Argentina y aliado de EE.UU. e Israel, ha definido a Irán como un «enemigo». El juicio oral y público busca arrojar luz sobre el atentado y dar voz a los representantes de las víctimas, aunque sin la presencia física de los acusados.
El intento de avanzar con este juicio llega después de que el proceso inicial, con graves irregularidades, fuera anulado hace tiempo. En 2019, varias figuras judiciales fueron condenadas por encubrimiento, y el Estado argentino fue responsabilizado por la falta de una investigación adecuada, según la Corte Interamericana. Organizaciones como APEMIA, Memoria Activa y la Asociación 18J critican el juicio en ausencia, mientras que otras entidades como AMIA y DAIA lo respaldan. El Gobierno de Milei celebra el avance judicial, alineado con su postura crítica hacia Irán, en sintonía con los intereses de Estados Unidos e Israel, fortaleciendo así su posición política interna y externa.
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