En un clima de creciente tensión en el norte de África, Argelia ha asumido la presidencia mensual del Consejo de Seguridad de la ONU, poniendo un énfasis especial en los conflictos del Sáhara Occidental y Palestina. Según declaraciones de Ahmed Attaf, jefe de la diplomacia argelina, el país dedicará su liderazgo en el consejo a defender los derechos inalienables de ambos pueblos, en consonancia con el marco legal internacional. Este movimiento coincide con un renovado conflicto diplomático con Marruecos, país que sigue ejerciendo el control sobre una parte significativa del espacio aéreo del Sáhara Occidental, y con Francia, agravado tras el aparente respaldo del presidente Emmanuel Macron a las políticas expansionistas de Rabat.
El presidente argelino, Abdelmajid Tebboune, ha lanzado críticas severas hacia Francia, acusándola de fomentar ideas que perjudican el estatus del Sáhara Occidental al abogar por una solución de autonomía que, según Tebboune, es de origen francés. En un discurso reciente, Tebboune abordó las heridas coloniales no resueltas entre ambos países, exigiendo que Francia reconozca las atrocidades cometidas durante su ocupación. Argelia, como principal apoyo internacional del Frente Polisario, utiliza su posición en el Consejo de Seguridad para subrayar violaciones al derecho internacional y acusar a la comunidad internacional de permitir que tales acciones se perpetúen sin consecuencias, en un intento por reconfigurar el orden global hacia uno más unilateral.
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