En Sharm el Sheij, Israel y Hamás han firmado un acuerdo crucial para avanzar en el plan de paz promovido por Donald Trump, tras dos años de conflicto y 67.000 muertes. Este pacto, que se desarrolló sin cobertura mediática, implica la liberación de los últimos 48 rehenes israelíes y la excarcelación de aproximadamente 2.000 presos palestinos. Además, contempla el repliegue de las tropas israelíes a la mitad de Gaza y permite la entrada de ayuda humanitaria previamente bloqueada por Israel. Las celebraciones estallaron tanto en Israel como en Gaza, aunque el acuerdo no se implementará hasta 24 horas después de ser aprobado por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, quien cuenta con la mayoría simple necesaria para su ratificación.
A pesar del avance, persisten tensiones entre las partes. Hamás acusó a Netanyahu de manipular detalles cruciales del acuerdo, especialmente en lo referente a la lista de prisioneros y el momento del alto el fuego. Mientras el enviado estadounidense Trump se prepara para dirigirse al Parlamento israelí, Egipto continúa su presión para permitir la entrada de maquinaria humanitaria en Gaza. El proceso de negociación, facilitado por Egipto y Qatar, se extendió hasta altas horas de la madrugada, reflejando la complejidad y el delicado equilibrio necesario para alcanzar una paz duradera. Aunque el acuerdo ha recibido un moderado optimismo internacional, críticos temen su estabilidad en el largo plazo debido a los profundos desacuerdos latentes entre las partes involucradas.
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