Apple ha iniciado una de las mayores transformaciones en su historia de fabricación al acelerar la diversificación de su cadena de suministro. La compañía, que durante décadas ha dependido casi exclusivamente de China, busca reducir riesgos a causa de los aranceles estadounidenses y las tensiones geopolíticas.
El nuevo plan estratégico de Apple contempla trasladar líneas de producción a países como India y Vietnam, y demanda a los proveedores un mayor grado de automatización. Este movimiento plantea una pregunta fundamental: ¿podría África convertirse en el próximo gran destino de producción de Apple a largo plazo?
La fabricación de un iPhone exige precisión extrema y rapidez en la producción masiva, lo que depende de factores clave como salarios, infraestructura y estabilidad política. China, aunque líder en estos aspectos, enfrenta desafíos geopolíticos crecientes con EE. UU. Esto ha llevado a Apple a mirar hacia India y Vietnam, donde ha realizado significativas inversiones a pesar de algunos desafíos logísticos y de calidad.
África se propone como un futuro prometedor; la mano de obra joven y barata, junto con el apoyo de las Zonas Económicas Especiales, hacen que el continente sea atractivo. Sin embargo, la falta de infraestructura tecnológica y las redes eléctricas inestables son grandes obstáculos. Para que África se convierta en un polo productivo viable, sería necesario que Apple realizara inversiones de entre 3.000 y 5.000 millones de euros en la región.
La automatización juega un papel crucial en esta transformación. Al reducir la dependencia de la mano de obra intensiva, permite que Apple traslade sus fábricas a países con menos tradición manufacturera sin comprometer la calidad.
A pesar de que muchos sugieren que Apple podría fabricar en EE. UU. o Europa, los altos costos laborales y la infraestructura requerida hacen que estos mercados sean inviables para la producción de dispositivos como el iPhone, a diferencia de los chips, donde la CHIPS Act ha permitido ciertos desarrollos.
Para 2030, se espera que China produzca el 40 % de los iPhone, frente al 90 % actual. India podría convertirse en el principal socio con un 35 %, mientras que Vietnam alcanzaría un 15 %. África, si supera sus desafíos actuales, podría participar con un 5 % a 10 % de la producción.
Apple está construyendo una cadena de suministro del futuro, más distribuida y automatizada, y aunque India y Vietnam son el presente, África podría ser el futuro si se resuelven sus dificultades estructurales y políticas. La gran incógnita es si Apple podrá repetir en África el éxito logrado en China durante los años 2000, transformando regiones con poca industrialización en centros vitales de la electrónica global.