El crecimiento de la demanda, la transición hacia renovables y la digitalización exigen nuevas respuestas ante un sistema energético cada vez más complejo y vulnerable.
En las últimas semanas, el sector energético ha estado en el centro de la actualidad por diversos motivos: apagones generalizados, avances en captura y almacenamiento de carbono (CCUS), y movimientos estratégicos relacionados con la independencia energética de Europa. Estos eventos ponen de relieve tanto los desafíos estructurales como las oportunidades tecnológicas que marcarán el rumbo del sistema energético en la próxima década.
1. Los apagones revelan la fragilidad del sistema eléctrico
Un corte masivo de electricidad en España y Portugal a finales de abril dejó sin suministro a millones de personas durante horas, afectando al transporte público, hospitales y aeropuertos. El suceso volvió a recordar lo dependiente que es la sociedad moderna del suministro eléctrico ininterrumpido.
La creciente electrificación —impulsada por el desarrollo económico, la expansión de la inteligencia artificial y el uso de vehículos eléctricos— se combina con una generación más descentralizada y variable, basada en energías renovables. Esta combinación, aunque beneficiosa para la sostenibilidad, también aumenta la vulnerabilidad del sistema ante desequilibrios súbitos entre oferta y demanda.
Desde el Foro Económico Mundial, la iniciativa Power System Transformation trabaja para promover una transición ordenada, asequible y segura hacia sistemas eléctricos más flexibles y resilientes.
2. 2024, el año clave para la captura de carbono
Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), el año pasado fue un punto de inflexión para el desarrollo de tecnologías de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS). En 2024, se pusieron en marcha o comenzaron a construirse proyectos pioneros en sectores donde nunca antes se había aplicado esta tecnología.
Entre los hitos más destacados:
- El primer proyecto para capturar CO₂ en una central eléctrica de gas natural en Reino Unido alcanzó su decisión final de inversión.
- En China, se inició la construcción del primer sistema para capturar emisiones de una planta cementera.
- Indonesia y Kenia también avanzaron en sus primeros proyectos CCUS.
A pesar de estos progresos, los expertos advierten que la capacidad global de CCUS debe multiplicarse por 100 para que esta tecnología tenga el impacto necesario en la transición energética.
3. La independencia energética europea: hoja de ruta en marcha
En el frente geopolítico, la Comisión Europea está a punto de presentar su hoja de ruta para eliminar progresivamente las importaciones de combustibles fósiles procedentes de Rusia. Ursula von der Leyen, presidenta del Ejecutivo comunitario, destacó que los suministros de gas natural licuado (GNL) de EE. UU. y gas canalizado desde Noruega son ahora de «importancia estratégica» para la Unión Europea.
Este giro forma parte del esfuerzo por diversificar las fuentes energéticas del bloque, acelerar la adopción de renovables y reforzar la seguridad energética en un contexto de tensiones geopolíticas persistentes.
4. Lecciones desde África y Japón
El Foro Económico Mundial también puso el foco en otros contextos clave para la transición energética:
- África, donde más de 600 millones de personas viven sin acceso a electricidad, enfrenta el desafío de equilibrar el acceso, la sostenibilidad y la asequibilidad. El llamado «trilema energético» requiere estrategias claras, inversiones específicas y voluntad política para lograr avances significativos.
- Japón, por su parte, continúa desarrollando una «sociedad del hidrógeno», con aplicaciones en el transporte, la industria del acero, el gas y la electricidad. Su enfoque integral ofrece valiosas lecciones para otros países que buscan integrar el hidrógeno como vector energético.
En conjunto, estas noticias muestran cómo el sector energético se encuentra en un momento de transformación profunda, marcado por la innovación tecnológica, las exigencias climáticas y los cambios en los flujos geopolíticos. La resiliencia del sistema eléctrico, la captura de carbono y la diversificación de fuentes son pilares clave para asegurar un futuro energético sostenible, seguro y competitivo.
Fuente: World Economic Forum