Decenas de familias continúan acudiendo a la morgue local en un angustioso ejercicio de espera mientras las autoridades tratan de identificar los restos de las personas fallecidas en el trágico incidente. La atmósfera es de desesperación e incertidumbre, ya que muchos de los cuerpos encontrados están en condiciones deplorables, lo que dificulta notablemente su identificación. La frustración y el dolor se reflejan en los rostros de los familiares, quienes buscan respuestas y un cierre para el profundo vacío que deja la pérdida de sus seres queridos.
Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité de Derechos Humanos de Guayaquil, ha destacado la gravedad de la situación al declarar que «los restos hallados están irreconocibles, destruidos e incinerados». Esta declaración subraya la complejidad del trabajo forense necesario para establecer las identidades de las víctimas. Mientras hacen frente a este doloroso proceso, las familias y la comunidad local continúan exigiendo respuestas y una investigación exhaustiva sobre las causas del devastador evento, así como la implementación de medidas que puedan prevenir tragedias similares en el futuro.
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