El camino hacia las elecciones presidenciales en Bolivia se intensifica con la presentación de las alianzas electorales ante el Tribunal Electoral. El actual presidente Luis Arce se postulará nuevamente por el Movimiento al Socialismo (MAS) pese a su baja popularidad en las encuestas. La izquierda se encuentra dividida con otras dos figuras emergentes, una de ellas, Andrónico Rodríguez, quien ha destacado en las encuestas superando incluso al histórico líder Evo Morales, quien intentó obstaculizar la participación de Rodríguez. Mientras, la oposición se organiza en tres bloques distintos, reflejando una marcada división en sus estrategias para enfrentar la crisis económica del país, con candidatos como Samuel Doria Medina, Jorge Quiroga y Manfred Reyes Villa apostando por diferentes enfoques para resolver la escasez de dólares y combustibles que afecta a Bolivia.
En paralelo, el escenario político se caldea aún más con las declaraciones de Juan José Zúñiga, excomandante del Ejército, detenido tras un intento fallido de golpe de Estado en 2024. Zúñiga ha afirmado que el presidente Arce le habría instado a liderar un autogolpe para fortalecer su posición política, afirmaciones que el gobierno ha rechazado categóricamente como «falsas e ilógicas». Estas acusaciones resurgen mientras se promueve un documental que refuerza la tesis oficialista sobre una planificación prolongada por parte del exmilitar. La situación subraya la tensión política y las luchas internas que Bolivia enfrenta en un período electoral crucial, con intereses cruzados entre el oficialismo, las divisiones internas de la izquierda y una oposición firme pero igualmente fragmentada.
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