En diciembre del año pasado, Carlo Ancelotti se consolidó como el entrenador más laureado en la historia del Real Madrid, superando a una figura icónica como Miguel Muñoz. Este hito fue reportado ampliamente en los medios, recordando también momentos menos gloriosos del pasado, como cuando Muñoz fue despedido al unísono por un enfurecido Santiago Bernabéu en 1974. La ascensión de Ancelotti a la cúspide del club merengue representa no solo un triunfo personal, sino también un capítulo más en la rica y a menudo turbulenta historia del Real Madrid, donde los éxitos y los fracasos se convierten en parte del legado perdurable de cada entrenador.
El contraste entre el reconocimiento actual hacia Ancelotti y el amargo adiós que vivió Muñoz subraya la naturaleza voluble y exigente de los aficionados y directivos del club blanco. Con cada título ganado, Ancelotti no solo redefine su propia carrera, sino que también reconfigura las expectativas y las comparaciones históricas, creando un nuevo estándar que será utilizado para evaluar a futuros entrenadores. En una institución donde el éxito es el único medidor aceptable, Ancelotti ha conseguido establecerse como una figura venerada, reavivando así el orgullo y la ilusión de una afición que sabe que, tras las celebraciones, cada temporada inicia un ciclo de presión por más gloria.
Leer noticia completa en El Mundo.
