En un gesto que destaca por su humanidad y empatía, el Hospital Gregorio Marañón ha sido escenario de una boda singular que ha conmovido tanto a su personal como a los familiares de los protagonistas. Con la voluntad firme de cumplir el deseo de Javier, un paciente que lleva casi dos meses ingresado en la UCI quirúrgica, el equipo médico y de enfermería, junto con sus seres queridos, organizó una ceremonia sencilla pero profundamente emotiva.
La iniciativa nació cuando los novios expresaron su deseo de casarse a pesar de las circunstancias médicas de Javier. Sin dudarlo, el personal del hospital, encabezado por Cristóbal Ruiz, enfermero de la UCI quirúrgica, se movilizó rápidamente. “Llamé a la jefa de Enfermería, Carmen Huertas, para discutir el caso con los médicos”, explica Ruiz, “y desde allí comenzamos a investigar cómo hacer posible la boda”.
Tras obtener la aprobación de la dirección del centro, el equipo sanitario se volcó en los preparativos, actuando incluso como improvisados planificadores de bodas. La habitación de Javier fue adaptada con atención a todos los detalles para garantizar su bienestar y seguridad durante la ceremonia.
Claudia Menéndez, médica del Servicio de Anestesiología y Reanimación, destacó la importancia de otorgar a la pareja un tiempo esencial para prepararse emocionalmente y ultimar detalles, como en cualquier matrimonio. “Ha sido muy emotivo”, compartió Menéndez, “porque al final esto no deja de ser una UCI y hemos logrado cumplir el deseo de Javier y su esposa”.
El día de la boda, la atmósfera del hospital adquirió un matiz diferente: flores, música suave, y el calor de las palabras de amor envolvieron a la pareja mientras formalizaban su unión. La ceremonia contó con la presencia de un juez, familiares cercanos y el personal sanitario comprometido con hacer de este un recuerdo inolvidable.
Desde el Hospital Gregorio Marañón han subrayado la importancia de una atención sanitaria humanizada que considera las necesidades personales de los pacientes como parte integral de su recuperación. A través de gestos como este, el compromiso del centro con una atención compasiva se traduce en acciones concretas que impactan positivamente en la vida de las personas que atienden.