Las fuerzas israelíes no tomaron suficientes precauciones para minimizar los daños a civiles en campamentos de desplazados durante dos ataques aéreos en mayo en el sur de Gaza, según un informe de Amnistía Internacional. Los ataques, uno de los cuales se considera desproporcionado, deben ser investigados como crímenes de guerra. Los bombardeos con bombas GBU-39 y proyectiles de tanque causaron la muerte de 59 civiles, incluidos niños, y dejaron numerosos heridos. Amnistía Internacional destaca la violación de las leyes de guerra por parte de ambas partes, ya que Hamás y la Yihad Islámica ubicaron estratégicamente combatientes en áreas densamente pobladas, complicando la protección civil.
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