En la emblemática Plaza de la Villa de Madrid, se llevó a cabo un emotivo acto en conmemoración del Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, coincidiendo con el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. La ceremonia, marcada por un solemne encendido de seis velas en memoria de los millones de víctimas del Holocausto, contó con la presencia de destacadas personalidades, entre ellas el alcalde de Madrid, José Luis Rodríguez-Almeida.
Durante su intervención, Almeida destacó la imperiosa necesidad de recordar uno de los episodios más oscuros de la historia humana, enfatizando que, con el paso del tiempo, se hace aún más imprescindible mantener viva la memoria de lo sucedido para evitar su olvido. «Debemos perpetuar la memoria del Holocausto y de todo lo que aconteció», subrayó el alcalde, al tiempo que instó a construir una sociedad más inclusiva y tolerante, combatiendo todo atisbo de antisemitismo y odio hacia lo diferente. En su discurso, señaló con convicción que «Madrid debe ser un faro moral para el conjunto de las sociedades».
El alcalde encendió la cuarta vela en homenaje a las víctimas y en reconocimiento a los actos de resistencia y solidaridad de aquellos que, como el diplomático español Ángel Sanz-Briz, arriesgaron sus vidas para salvar a los perseguidos. Acompañaron este simbólico gesto el nieto de Sanz-Briz y la presidenta de la Comunidad Judía en Madrid, Estrella Bengio.
El acto también incluyó el conmovedor testimonio del superviviente del Holocausto Albert Barbouth, quien compartió su experiencia personal y la importancia de recordar para no repetir los errores del pasado. La ceremonia contó además con la participación de Borja Fanjul, presidente del Pleno del Ayuntamiento; Jaime Moreno, director del Centro Sefarad-Israel; y Dan Poraz, ministro consejero de la Embajada de Israel, quienes coincidieron en la importancia de la memoria histórica como pilar fundamental para la convivencia pacífica y el respeto entre los pueblos.
Las imágenes capturadas durante el evento, llenas de simbolismo y reflexión, fueron testimonio del compromiso de la ciudad de Madrid con la memoria y la justicia histórica. La ceremonia en la Plaza de la Villa se erigió como un llamado a la responsabilidad colectiva de recordar, educar y prevenir futuras atrocidades contra la humanidad.