El Plan Reside, impulsado en el centro histórico de la capital, busca reordenar el uso del suelo residencial con medidas concretas que apuntan a preservar la habitabilidad y carácter tradicional de la zona. Entre las principales disposiciones, se destaca la suspensión de la concesión de licencias para la dispersión de alojamientos turísticos en edificios residenciales. Esta restricción incluye también la prohibición de otorgar licencias en las plantas bajas con acceso independiente, una práctica común hasta el momento. La iniciativa responde a la creciente preocupación por el impacto del turismo en las comunidades locales y el deseo de evitar la proliferación de alojamientos temporales que podrían desvirtuar la vida cotidiana de los vecinos y el entorno urbano.
Las autoridades han defendido estas medidas como necesarias para asegurar la sostenibilidad y la convivencia en el centro histórico, alegando que buscan encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la calidad de vida de los residentes. La concentración de apartamentos turísticos había intensificado la presión sobre los servicios y la infraestructura del barrio, generando problemas de ruido y abaratamiento de las viviendas. Con el Plan Reside, se pretende fomentar un turismo más respetuoso e integrado, mientras se promueven alternativas habitacionales que prioricen el uso residencial permanente por encima del uso comercial para visitantes. La decisión ha suscitado diversas reacciones entre los sectores afectados, en medio de un debate más amplio sobre la vida urbana contemporánea y la gestión de los espacios históricos.
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