“El horror hace metástasis en decenas de miles de mujeres que buscan a sus hijos”, con esta frase, Alma Delia Murillo ilustra el devastador panorama de violencia y desapariciones en México. En su novela Raíz que no desaparece, Murillo pone su enfoque en la tragedia de las madres buscadoras, mujeres que recorren cada rincón del país con la esperanza de encontrar cualquier indicio de sus hijos desaparecidos. La obra, cargada de dolor y amor, refleja un México fracturado, donde cada día trae consigo nuevos horrores: desapariciones, feminicidios y matanzas. La escritora no solo narra la historia de la búsqueda desesperada, sino que también denuncia la indiferencia y complicidad de las autoridades, arropadas en la impunidad.
Murillo acompaña a las madres en su angustiosa búsqueda, explorando sus sueños premonitorios y los síntomas físicos del dolor, como enfermedades que afectan a estas mujeres, consecuencia del estrés y el sufrimiento interminable. La narrativa de Murillo se convierte en una herramienta para humanizar un problema que a menudo se reduce a estadísticas; cada capítulo concluye con fichas reales de personas desaparecidas, poniendo nombres y rostros a un dolor colectivo. La novela destaca cómo la sociedad mexicana, a menudo indiferente, debe enfrentar esta dura realidad, ya que la violencia y las desapariciones se acercan cada vez más al corazón del país, desafiando la noción de que son problemas relegados a las periferias.
Leer noticia completa en El Pais.