El consumo de alimentos ultraprocesados, que incluyen desde bebidas gaseosas hasta barras de cereal y espaguetis, ha sido objeto de un reciente estudio de la Universidad Global de Londres, que reveló su menor efectividad para la pérdida de peso en comparación con dietas de alimentos mínimamente procesados. A pesar de seguir pautas nutricionalmente equilibradas, los participantes de la investigación mostraron una mayor pérdida de peso con dietas bajas en ultraprocesados, reduciendo un 2,06% de su peso, frente al 1,05% de aquellos que consumieron ultraprocesados. El estudio, que analizó a 55 adultos durante ocho semanas, subraya que la forma y el nivel de procesamiento de los alimentos influyen en la cantidad ingerida y la sensación de saciedad.
Además, los resultados podrían tener implicaciones significativas a largo plazo, sugiriendo potenciales reducciones de peso mayores con dietas mínimamente procesadas. Sin embargo, el estudio también enfrentó desafíos como la pérdida del 20% de sus participantes, lo que genera dudas sobre la representatividad de los resultados. Estas evidencias resaltan la necesidad de considerar la calidad alimentaria en las guías dietéticas y podrían impulsar nuevas políticas para regular la influencia de los ultraprocesados en la salud pública. Investigadores como Jordi Salas-Savadó instan a ampliar este tipo de estudios para entender mejor el impacto negativo de estos alimentos y considerar intervenciones gubernamentales que incluyan medidas fiscales y regulaciones más estrictas.
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