Bélgica ha hecho historia al nombrar al primer ministro independentista flamenco, Bart de Weber, quien presta juramento ante el rey Felipe en las tres lenguas oficiales del país: francés, flamenco y alemán. De Weber, quien ha liderado el Partido Nacionalista Flamenco (N-VA) durante dos décadas y es amigo de Carles Puigdemont, asume el cargo con la intención de iniciar reformas largamente esperadas. Tras las elecciones del 9 de junio de 2024, su postura independentista moderada prevaleció sobre las visiones más radicales de Tom Van Grieken del Vlaams Belang. La victoria impulsó una negociación que culminó en la formación de una coalición de cinco partidos, conocida como la «Coalición Arizona», que incluye tanto a nacionalistas flamencos como a liberales francófonos y centristas, uniendo fuerzas para abordar desafíos gubernamentales.
El nuevo gobierno de De Weber enfrenta varios retos. Su agenda incluye sanear las frágiles finanzas públicas y frenar el creciente déficit, mientras también se compromete a aumentar las inversiones en defensa y a expandir el ejército para 2030. En el ámbito de inmigración, De Weber planea reducir tanto las solicitudes de asilo como las plazas de acogida, implementando medidas más estrictas para quienes agoten sus recursos legales. Aunque previamente promovió un giro confederalista, este enfoque no se verá en su gestión, ya que prioriza las cuestiones socioeconómicas sobre la reestructuración política. De Weber insiste en que su gobierno será uno de «evolución, no de revolución», marcando un paso significativo en la política belga.
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