Irán ha desestimado previamente acusaciones similares relacionadas con la intervención en asuntos de otros países y su involucramiento en conflictos regionales. Las reiteradas acusaciones han sido calificadas por las autoridades iraníes como infundadas y parte de una campaña de desinformación destinada a desestabilizar su gobierno y socavar su influencia en la región. Estas negaciones se enmarcan en un contexto de tensiones internacionales crecientes y sanciones económicas impuestas por diversas potencias occidentales.
El gobierno iraní insiste en que sus acciones están orientadas exclusivamente a la defensa de sus intereses y la promoción de la estabilidad en la zona. A pesar de los llamados a la cooperación y el diálogo, la desconfianza y las acusaciones mutuas continúan dominando las relaciones entre Irán y sus adversarios. Esta situación ha llevado a un aumento de la retórica beligerante y las medidas de seguridad en la región, complicando los esfuerzos diplomáticos para alcanzar una solución pacífica a los conflictos en curso.
Leer noticia completa en El Mundo.