Por primera vez, se han detectado en la costa catalana dos especies tropicales: el gusano de fuego y la vieja canaria. Estos descubrimientos, considerados indicadores de cambio climático según el Instituto de Ciencias del Mar (ICM), se realizaron a través de la BioMARató, un evento de ciencia ciudadana que involucró a más de 480 voluntarios. Durante seis meses, estos participantes colaboraron en la catalogación de la biodiversidad marina de la región, logrando un récord de 1.731 especies y 91.211 observaciones registradas en la plataforma MINKA. El hallazgo del pez vieja canaria se realizó en Blanes, mientras que el gusano de fuego se avistó en el Parque Submarino del SES de Tarragona.
Estos hallazgos se suman a otras observaciones de especies tropicales en la zona, como la salpa brasileña y la estrella de mar púrpura, y a fenómenos inusuales como la temprana floración de la posidonia oceánica y el blanqueamiento de corales mediterráneos, evidenciando el impacto del calentamiento del mar Mediterráneo. Este cambio climático ha llevado, además, a un aumento en la aparición de mantas raya en la costa catalana, un fenómeno que ha llevado al cierre temporal de varias playas en 2024. La BioMARató, en sus cuatro ediciones, ha conseguido documentar más de 2.300 especies diferentes, convirtiéndose en una herramienta crucial para el estudio de la biodiversidad litoral y marina en el Mediterráneo, con un amplio acceso a estos datos para la comunidad científica.
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