Entre diciembre y abril, los vientos del norte en el Golfo de Panamá generan un fenómeno conocido como afloramiento, que lleva aguas frías y ricas en nutrientes a la superficie, vital para la vida marina y los arrecifes de coral. Sin embargo, este año, los científicos han observado la cancelación de este fenómeno por primera vez en más de 40 años, lo que ha despertado graves preocupaciones sobre las repercusiones que esto podría tener en el ecosistema marino y la economía local, que depende en gran medida de la pesca marítima. Las temperaturas superficiales del mar, en lugar de descender a los niveles esperados de 19 °C, se mantuvieron por encima de los 25 °C, lo que podría afectar los patrones de vida marina y la salud de los arrecifes.
Los investigadores atribuyen esta anomalía a una drástica disminución de los vientos del norte, que tuvo un impacto directo en el afloramiento. Según el doctor Aaron O’Dea, la falta de este fenómeno podría provocar colapsos en las redes alimentarias y un incremento del estrés térmico en los arrecifes de coral, lo que llevaría al blanqueamiento de estos ecosistemas vitales. Además, los científicos están ahora en alerta, ya que aunque el cambio puede estar relacionado con las condiciones de La Niña, también podría ser parte de un cambio climático más amplio y permanente. Esta situación destaca la vulnerabilidad de los ecosistemas costeros y la necesidad urgente de investigar más sobre el impacto de los cambios climáticos en los procesos oceánicos que las comunidades han dependido durante milenios.
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