La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que su único objetivo era poner fin a la guerra en Ucrania y detener las «millones de muertes». Trump contactó al presidente ruso, Vladimir Putin, y al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, para instarles a trabajar junto a Estados Unidos en la negociación para poner fin al conflicto. Inicialmente, sus declaraciones parecían transmitir un deseo genuino de paz sin favorecer a ningún bando. Sin embargo, el discurso de Trump tomó un giro inesperado al afirmar que Ucrania fue el responsable de iniciar el conflicto, lo que ha generado sorpresa y controversia a nivel internacional.
El cambio de actitud de Trump ha intensificado las tensiones con Zelenski, a quien ha llegado a llamar «dictador sin elecciones», haciendo eco de las críticas de su aliado Elon Musk, quien también ha cuestionado la legitimidad del liderazgo ucraniano debido a la falta de elecciones desde el inicio de la invasión rusa. Dentro del Partido Republicano, la posición de Trump ha generado división. Mientras que figuras como Elon Musk y el senador Rand Paul han mostrado su respaldo al presidente, otros como el exvicepresidente Mike Pence y el representante Don Bacon han criticado duramente las afirmaciones de Trump, defendiendo que fue Rusia quien en 2022 lanzó una invasión injustificada contra Ucrania. A pesar del respaldo mayoritario que Trump aún conserva, su reciente actuación ha abierto un debate interno sobre la estrategia de Estados Unidos en el conflicto ucraniano.
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