En una final marcada por intensas emociones y un desenlace inesperado, el tenista logró sobreponerse a un inicio lleno de nervios para alcanzar su sexto título de Masters 1000. El encuentro comenzó con una clara ventaja para su rival, quien se adjudicó el primer set por 6-3, mostrando un juego sólido y convincente. Sin embargo, la situación dio un giro cuando el campeón supo manejar sus nervios y ajustar su estrategia, comenzando a dominar el segundo set con una confianza renovada, lo que le permitió igualar el marcador 6-1.
El punto de inflexión definitivo ocurrió cuando su oponente comenzó a mostrar signos evidentes de agotamiento físico, sufriendo calambres que le impidieron mantener el nivel de juego mostrado inicialmente. Esto facilitó al campeón cerrar el tercer set con un contundente 6-0, asegurando así la victoria. Con este triunfo, no solo demostró su resistencia mental y táctica ante la adversidad, sino que también se consolidó como uno de los más exitosos en torneos de esta categoría al alcanzar su sexto título de Masters 1000.
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