Los ciudadanos de Mónaco celebran con entusiasmo el jubileo de su soberano, el príncipe Alberto II, marcando su longevidad en el trono con una serie de eventos que resaltan la historia y cultura de este pequeño pero influyente principado. Las festividades incluyen desfiles, conciertos y una recepción oficial que reúne a líderes locales y dignatarios internacionales, demostrando la importancia de la monarquía en la cohesión social y política del país. Los monegascos, orgullosos de su identidad única, aprovechan la ocasión para mostrar su profunda lealtad al príncipe, quien ha jugado un papel crucial en la modernización del estado y en la promoción de su prestigio en la escena global.
Esta celebración se sitúa días después de un inusual episodio diplomático con el presidente francés, Emmanuel Macron. El conflicto se originó por desacuerdos en la gestión fronteriza y la influencia de Francia en la política monegasca, lo cual atrajo la atención internacional y generó debates sobre la soberanía de Mónaco. A pesar de la tensión, los líderes han optado por un enfoque conciliatorio, reafirmando su compromiso con la cooperación bilateral. La festividad del jubileo, por tanto, no solo resalta la figura del monarca, sino que también actúa como un recordatorio del delicado equilibrio que mantiene la autonomía del principado frente a la poderosa vecina Francia.
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