El gobierno español intenta apaciguar las tensiones con Venezuela, surgidas tras el reconocimiento parlamentario del opositor Edmundo González como presidente electo, calificadas por la ministra de Defensa, Margarita Robles, como una «dictadura». El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, evita ese término e intenta calmar los ánimos luego de que Caracas llamara a consultas a su embajador en Madrid. Albares, en una entrevista con RNE, subraya su preocupación por los 200,000 españoles residentes en Venezuela y enfatiza en los fuertes lazos culturales y empresariales entre ambos países.
Asimismo, Albares critica la proposición del Partido Popular (PP) de reconocer a González, calificándola de «alocada, irresponsable y precipitada». Asegura que únicamente Ecuador y Panamá han reconocido a González y enfatiza que España busca una postura común en la Unión Europea. Albares acusa al PP de utilizar el sufrimiento venezolano para atacar al Gobierno español, y defiende el compromiso de su administración con la democracia en América Latina. También reconoce el trabajo del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero como mediador en la crisis venezolana, subrayando su aceptación incluso entre la oposición del país sudamericano.
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