Al menos 44 personas fueron arrestadas en una operación llevada a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Estados Unidos. El operativo se implementó en múltiples localidades y fue ejecutado por un amplio contingente de agentes del ICE, quienes actuaron bajo estrictas medidas de seguridad. La operación tenía como objetivo principal la detención de individuos con órdenes de deportación previa o antecedentes criminales relacionados con inmigración. Este tipo de despliegue ha suscitado críticas de organizaciones de derechos humanos que argumentan un uso excesivo de fuerza y recursos.
Durante la operación, un grupo de manifestantes se congregó para expresar su descontento y oposición a las acciones del ICE. Estas protestas generaron momentos de tensión, aunque se llevaron a cabo de manera pacífica sin que se reportaran incidentes mayores. Los manifestantes, compuestos por activistas y miembros de la comunidad inmigrante, demandaron un trato más humano y políticas de inmigración más inclusivas. Los arrestos han intensificado el debate sobre las políticas de inmigración en el país, en un contexto donde el tema sigue siendo altamente controvertido y de interés público.
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