En el estado de Alabama, EE. UU., se llevó a cabo la tercera ejecución conocida por medio del controvertido método de gas nitrógeno, marcando la sexta ejecución en el estado en el transcurso del año, una cifra récord en más de una década. Carey Dale Grayson, de 50 años, fue declarado muerto a las 18:33 horas en el centro penitenciario William Holman de Atmore. Grayson, condenado por el brutal asesinato y mutilación de Vicki Lynn Deblieux en 1994, utilizó sus últimas palabras para maldecir al director de la prisión antes de que le cortaran el micrófono, destacando su arrepentimiento y decepción con el sistema judicial tras más de 30 años. La ejecución reaviva el debate sobre el uso de la hipoxia de nitrógeno, método permitido solo en Alabama, Oklahoma y Mississippi, aunque no implementado aún en los dos últimos. Críticos del método sostienen que equivale a tortura, intensificando la polémica en torno a su legalidad y humanidad.
Jodi Haley, hija de Deblieux, expresó su disconformidad con la pena de muerte en una sentida declaración pública, contemplando su complicada postura frente al asesinato de su madre y el rechazo al homicidio sancionado por el Estado. Afirmó que el sistema judicial falló a Grayson desde su infancia tras los abusos sufridos, y que su familia también soportó las consecuencias de dichas fallas estructurales. Por otro lado, la gobernadora de Alabama, Key Ivey, defendió la ejecución argumentando que el sufrimiento de Deblieux no debe compararse con el método utilizado para Grayson, pidiendo fortaleza para los seres queridos de la víctima. La discusión sobre este método de ejecución sigue siendo un punto de controversia en el debate sobre la pena capital en Estados Unidos, donde organizaciones y activistas proponen revisiones legales buscando prohibirlo para evitar desafíos de derechos humanos.
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