En junio de 2023, un campesino de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala, avistó y fotografió a un ejemplar de águila harpía, una especie que no se había observado en México en más de una década. Este hallazgo ha despertado interés entre los ornitólogos, quienes consideran que podría tratarse de un ejemplar joven en dispersión. Investigaciones en Ecuador han demostrado que a estas aves no se alejan más de diez kilómetros de su nido a esa edad, sugiriendo así que podría existir una población relicta en las selvas más remotas de México, específicamente en la Selva Lacandona. Esta región, con alrededor de 1.5 millones de hectáreas, es un refugio crucial para la biodiversidad del país.
La presencia del águila harpía en Chiapas resalta la necesidad urgente de proteger su hábitat frente a amenazas como la deforestación en la Selva Lacandona, parte de la Selva Maya. Este ecosistema enfrenta la pérdida de más de dos tercios de su cobertura boscosa original, impactando gravemente las poblaciones de depredadores tope como el águila harpía y el jaguar. Recuperar estos grandes depredadores es complejo debido a su baja densidad poblacional y lento crecimiento. Los esfuerzos de conservación propuestos incluyen la búsqueda de nidos y el fortalecimiento de la población mediante la liberación de individuos nacidos en centros de reproducción, con el fin de garantizar la supervivencia de esta ave majestuosa en México.
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