En el contexto de cambio climático y escasez hídrica, la resiliencia urbana cobra relevancia en Santiago, donde la gestión del agua ha escalado en prioridad. Aguas Andinas, principal empresa sanitaria de la capital, ha reportado un aumento del 6% en su EBITDA durante el primer semestre de 2025, alcanzando 186.930 millones de dólares. Este crecimiento se atribuye a mayores ingresos y la implementación de nuevas tarifas reguladas bajo el VIII Proceso Tarifario, con el objetivo de financiar el portafolio de proyectos Biociudad, enfocado en la adaptación al cambio climático. La empresa destinó 68.421 millones a mejorar la infraestructura sanitaria de la Región Metropolitana, a pesar de una ligera caída en la utilidad neta debido al impacto del alza de la UF.
La estrategia Biociudad contempla desarrollos a mediano y largo plazo, como la infiltración del acuífero Mapocho Alto y la creación de nuevas baterías de pozos. También incluye la renovación de redes de agua potable, mejoras en plantas de tratamiento y programas de eficiencia hidráulica. José Sáez, gerente general de Aguas Andinas, subrayó la urgencia de estos proyectos ante el cambio climático, destacando la necesidad de alianzas público-privadas. A pesar de la reducción de precipitaciones en 2025, el embalse El Yeso mantiene un 82.3% de su capacidad gracias a la acumulación de lluvias en 2024 y la gestión coordinada de la cuenca. La situación de Santiago refleja el apremio por anticiparse a los desafíos climáticos, evidenciando que la infraestructura hídrica es vital para el futuro de las ciudades.
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