Tanto el agua con gas como el agua sin gas ofrecen beneficios similares en términos de hidratación y aportan una cantidad comparable de minerales esenciales para el organismo. Sin embargo, en ciertos escenarios, el agua carbonatada puede presentar ciertas ventajas adicionales frente a su versión sin gas. Investigaciones indican que el agua con gas puede favorecer la digestión y aliviar problemas estomacales, además de proporcionar una sensación de saciedad más prolongada, lo que podría ser beneficioso para aquellas personas que buscan controlar su apetito.
A pesar de estas ventajas, es importante considerar las preferencias y necesidades individuales al elegir entre ambas opciones. Algunas personas pueden encontrar la carbonatación incómoda o experimentar malestar debido al gas. Por otro lado, no hay evidencia concluyente que sugiera riesgos significativos asociados con el consumo moderado de agua carbonatada. Por lo tanto, la elección entre agua con o sin gas puede reducirse a una cuestión de gusto personal, siempre que se mantenga un consumo adecuado de líquidos para asegurar la hidratación.
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