La selección estuvo a punto de remontar un inicio desafiante, con un aluvión de triples liderados por Spanoulis, que puso al equipo rival en una posición ventajosa desde el comienzo del partido. A pesar de este titubeante inicio, el equipo logró equilibrar el marcador con una defensa más organizada y un ataque más incisivo. Sin embargo, el cansancio y la presión de los minutos finales afectaron su efectividad, especialmente desde la línea de tiros libres, lo que resultó crítico para sus aspiraciones.
El desenlace del encuentro estuvo marcado por el dominio de Antetokounmpo, quien demostró su poderío físico y habilidad para influir en el juego de manera determinante. La eliminación en este partido significa el cierre de una etapa bajo la dirección de Scariolo, quien deja su cargo tras este torneo. El legado de Scariolo se refleja en los momentos brillantes, aunque estos últimos minutos de juego no favorecieron su despedida, quedando un sabor agridulce por lo que pudo ser.
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