En un contexto cada vez más desafiante, agentes dedicados a la protección de mujeres en riesgo han relatado las complicaciones que enfrentan para garantizar la seguridad de estas personas. Las dificultades van desde la escasez de recursos hasta el elevado número de casos que deben manejar simultáneamente, lo que afecta la calidad de su labor. Los agentes destacan que, a menudo, deben recurrir a estrategias creativas y coordinar esfuerzos con otras instituciones para mantener a salvo a las mujeres amenazadas. Esta carga se acentúa por la falta de personal especializado y el aumento constante de amenazas reportadas.
Además, los profesionales señalan que el entorno digital ha añadido complejidad a su trabajo. Las amenazas a través de redes sociales y plataformas en línea requieren un monitoreo constante e implican la necesidad de actualizaciones tecnológicas permanentes. Pese a estos desafíos, los agentes se muestran comprometidos a continuar su misión, aunque reconocen que es fundamental que las autoridades prioricen la inversión en recursos humanos y tecnológicos. El testimonio de quienes están en primera línea subraya la urgencia de una respuesta coordinada para enfrentar una realidad que afecta a un número creciente de mujeres.
Leer noticia completa en El Mundo.