En el marco de la Copa del Rey de baloncesto, que se celebra del 13 al 16 de febrero en el Gran Canaria Arena de Las Palmas, el cántico «¡árbitro culé!» se ha convertido en la expresión recurrente de las aficiones de varios equipos participantes. Este clamor, que refleja la desconfianza hacia las decisiones arbitrales percibidas como injustas, surge en el contexto del escándalo de los pagos del Barcelona al exvicepresidente arbitral José María Enríquez Negreira. Desde el inicio del torneo, las controversias arbitrales han salpicado encuentros como el disputado entre Unicaja Málaga y Joventut Badalona, intensificando la rivalidad y la suspicacia hacia el club azulgrana, eliminado tempranamente por La Laguna Tenerife.
El baloncesto ha tenido sus propias polémicas relacionadas con la integridad arbitral, destacando el caso de Reynaldo Mercedes. En 2012, este árbitro dominicano celebró públicamente una derrota del Real Madrid, declarando abiertamente su afición por el Barcelona. Tres años más tarde, Mercedes fue protagonista de un controvertido arbitraje en la Intercontinental en Brasil, donde sus decisiones generaron frustración en el equipo blanco. La situación alcanzó su punto álgido con la expulsión de Sergio Rodríguez tras un episodio de intenso desacuerdo con las sanciones no señaladas en su contra. Estos incidentes ilustran los desafíos persistentes en mantener la imparcialidad en el deporte, un tema de constante debate y preocupación tanto en el baloncesto como en el fútbol.
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