Tras la reciente derrota del Valencia ante el colista que los dejó en el último lugar de la tabla, cientos de enfurecidos aficionados se congregaron a las afueras del estadio Mestalla. La protesta, que ya había empezado antes del partido, se dirigió enérgicamente contra Peter Lim, propietario del club, y otros directivos como la presidente Layhoon Chan, el director general Javier Solís, y el director deportivo Miguel Ángel Corona. La situación se tornó tensa, obligando a la policía a intervenir y formar un cordón de seguridad alrededor de los manifestantes; en ciertos momentos, los agentes se vieron forzados a cargar contra la multitud para mantener el orden.
En medio de esta atmósfera de descontento, el entrenador Rubén Baraja apeló a los aficionados para que dejen de lado su decepción y concentren su energía en apoyar al equipo. Como figura icónica para la hinchada, Baraja instó a mantener la calma como única vía para superar el mal momento del club. Remarcó la importancia del respaldo a los jugadores y expresó su negativa a aceptar que la afición no comprenda la trascendencia de su apoyo en estos momentos críticos. Su llamado busca apaciguar las tensiones y canalizar el ánimo de los seguidores hacia un aliento constructivo en el difícil camino que enfrenta el Valencia.
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