La reciente temporada de «La Casa de los Famosos» ha suscitado polémica al incluir en su elenco al actor Adrián Di Monte, quien enfrenta serias acusaciones de violencia por parte de su exesposa, Sandra Itzel. Durante su matrimonio, Itzel asegura haber sufrido múltiples formas de abuso por parte de Di Monte, respaldando sus denuncias con fotos de sus heridas y audios comprometedores. A pesar de esto, y de ser un tema sensible para la audiencia y los participantes del programa, el actor defendió sus acciones alegando inmadurez y asegurando que ha cambiado con el tiempo. Sin embargo, la controversia influyó en su rendimiento en el show, culminando con su expulsión tras recibir la menor cantidad de votos del público.
Este tipo de estrategias del programa, que se basa en atraer la atención a través de escándalos, ya ha generado críticas anteriormente. Otros participantes, como Adrián Marcelo y Aleska Génesis, han enfrentado situaciones legales complicadas que no solo han afectado sus carreras, sino también la percepción pública del programa. La repetición de estos casos en «La Casa de los Famosos» pone en debate el papel de la televisión en la promoción de personalidades públicas con antecedentes conflictivos y la aparente falta de repercusiones en sus trayectorias profesionales, reflejando una tendencia preocupante en la industria del entretenimiento.
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