La desaparición progresiva de la tarjeta SIM física está llevando a una revolución en la telefonía móvil. Tras más de tres décadas siendo fundamental para conectar nuestros móviles a la red, la clásica SIM de plástico está cediendo ante el eSIM digital, prometiendo una conectividad más sencilla pero también amenazando a toda una industria.
Este cambio, que ya es estándar en Estados Unidos y se está expandiendo rápidamente por Europa y Asia, cobrará mayor velocidad en 2025. Grandes nombres como Apple, Google, Samsung y Huawei están liderando la transición hacia dispositivos sin bandeja SIM, inaugurando la era «sin ranura», que tiene implicaciones mucho más allá del diseño.
El eSIM, un chip embebido en la placa del dispositivo, representa avances claros en el ámbito técnico: elimina las bandejas y piezas móviles, reduce fallos mecánicos, ahorra espacio para más batería o sensores, mejora la resistencia al agua y al polvo, y ofrece mayor seguridad, ya que no puede extraerse en caso de robo. También simplifica para el usuario el cambio de operador sin necesidad de una nueva tarjeta, ya que la configuración se realiza mediante un código QR o una app.
Este salto tecnológico encaja con las prioridades del sector: minimalismo, eficiencia y sostenibilidad. La eliminación de la tarjeta física significa menos plástico, menos embalaje y menos logística, ahorrando miles de toneladas de plástico al año si todos los dispositivos adoptan el eSIM. Además, ofrece a las telecomunicaciones mayor control y flexibilidad, permitiendo planes multiSIM y de roaming que se activan fácilmente.
No obstante, este cambio no es neutro. La expansión del eSIM amenaza con acabar con la industria de la tarjeta SIM física. Fabricantes como Giesecke+Devrient, IDEMIA o Thales deberán reinventarse, mientras que las empresas logísticas verán cómo su volumen de trabajo disminuye. Operadores móviles y tiendas minoristas también se verán afectados, particularmente en mercados donde las infraestructuras digitales aún están en desarrollo.
A pesar de sus ventajas, el eSIM también enfrenta desafíos. Falta de interoperabilidad, dificultad en la portabilidad manual, mayor dependencia del software y preocupaciones sobre la privacidad y control del usuario son puntos críticos en la discusión sobre la adopción de esta tecnología.
Apple, pionera en eliminar la ranura SIM con el iPhone 14 en EE.UU., planea que todos los iPhone 17 en Europa usen eSIM para 2025. Samsung y Huawei también están siguiendo esta tendencia con sus últimos modelos, mientras que Google, Xiaomi, OPPO y Honor se unen a la transición, dejando claro que la eliminación de la SIM física es una estrategia irreversible.
Para los consumidores, el cambio será casi imperceptible: escanearán un código o instalarán un perfil digital en lugar de insertar una SIM. Sin embargo, para usuarios en entornos menos tecnológicos o en países en desarrollo, el cambio puede ser confuso o excluyente. Los viajeros frecuentes o quienes usan múltiples líneas también enfrentarán limitaciones si sus operadores no soportan múltiples eSIMs activas.
La transición hacia un mundo sin SIM física está en marcha, presentando beneficios modernos y eficientes, pero también desafiando décadas de infraestructura y empleo ligados a la tradicional tarjeta SIM. La industria debe adaptarse rápidamente, y los consumidores confiarán aún más en los sistemas digitales para su conectividad móvil.
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