Walnut, una cierva roja nacida en la isla Rùm de Escocia, vivió 21 años, un logro extraordinario para su especie. El estudio a largo plazo de estos animales por parte de investigadores desde 1974 ha revelado patrones en su comportamiento social con el envejecimiento: las hembras tienden a asociarse con menos individuos y se alejan del núcleo de la población para evitar enfermedades. Este fenómeno también se observa en ovejas y macacos rhesus, sugiriendo que la reducción de contactos en la vejez podría ser una estrategia evolutiva para reducir el riesgo de infecciones. Estos hallazgos podrían tener implicaciones para comprender mejor las conexiones sociales en diferentes especies y eventualmente en humanos.
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