El Ayuntamiento ha reafirmado que, según los informes de sus servicios técnicos, no hay una solución viable para realizar las obras propuestas debido a la incapacidad de las calles locales para soportar el tráfico que estas conllevarían. Esta conclusión se ha generado a partir de un análisis exhaustivo que examina la infraestructura urbana existente y su capacidad limitada para manejar un aumento significativo en el flujo vehicular que los trabajos de construcción implicarían. Las autoridades locales han enfatizado la importancia de priorizar la seguridad y el bienestar de los residentes, lo que les ha llevado a tomar esta decisión, pese a la presión de avanzar con las reformas.
Estas declaraciones llegan en medio de un debate público creciente sobre la necesidad de actualizar y mejorar la infraestructura urbana de la zona. Sin embargo, el Consistorio ha mantenido que, por ahora, no hay alternativas factibles que minimicen el impacto negativo en el tráfico y la vida diaria de los ciudadanos. El enfoque se ha centrado en buscar posibles soluciones a largo plazo que podrían implicar rediseñar algunas áreas para aumentar su capacidad y adaptabilidad futura. Mientras tanto, el diálogo con la comunidad y otros grupos de interés sigue siendo una prioridad, con el objetivo de encontrar un consenso sobre cómo abordar estos desafíos urbanísticos.
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