Una reciente investigación ha revelado que la empresa ‘CryptoSpain’ ha estado comprando audiencias segmentadas y rastreadas de «Se Acabó La Fiesta», un popular grupo activista. Esta estrategia de adquisición de datos ha generado preocupaciones sobre la privacidad de los individuos y la ética detrás de estos negocios de segmentación, ya que implica el intercambio de información personal con fines comerciales sin el consentimiento explícito de las personas involucradas. Fuentes cercanas al caso indican que ‘CryptoSpain’ utilizaba estos datos para dirigir campañas publicitarias sumamente personalizadas, aprovechando la información detallada sobre los hábitos y preferencias de los consumidores que habían interactuado con el grupo activista.
El fenómeno también ha planteado cuestionamientos sobre la regulación de la comercialización de datos personales en el ámbito digital. Las autoridades están ahora bajo presión para examinar las prácticas de estas empresas y establecer normas más estrictas que protejan a los ciudadanos. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de un marco regulatorio más robusto que controle cómo se manejan y se comercializan los datos personales, especialmente en un entorno donde la tecnología avanza más rápidamente que la legislación. Los defensores de la privacidad han aprovechado esta oportunidad para exigir medidas más rigurosas que garanticen la transparencia y la seguridad de la información personal en la era digital.
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