Castellammare di Stabia, una localidad vecina a Nápoles, se encuentra sumida en el luto tras el devastador accidente de teleférico que dejó cuatro muertos este jueves. El incidente ocurrió cuando una cabina de la línea Circumvesuviana, que conecta Nápoles con el monte Faito, se precipitó al vacío después de que un vendaval provocara la ruptura de un cable de tracción y fallara el freno de emergencia. Las víctimas incluyen a tres turistas y al maquinista de la cabina. Un quinto pasajero permanece en estado crítico en un hospital de Nápoles. La operación de rescate, llevada a cabo durante la madrugada del viernes, se enfrentó a condiciones difíciles, incluyendo una densa niebla que complicó las labores de búsqueda de la cabina caída.
Las autoridades italianas ya han iniciado una investigación para determinar las causas del accidente, centrando sus esfuerzos en la ruptura del cable y el fallo en el sistema de frenado. El ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, ha solicitado un informe para aclarar posibles responsabilidades de la empresa Ente Autonomo Volturno, gestora del teleférico. Mientras tanto, se descarta que las condiciones climáticas tuvieran un impacto directo en el siniestro, según declaraciones del presidente de la empresa. Este trágico evento revive memorias de otros accidentes similares en Italia, incluyendo el de 1960 en la misma línea, que también costó vidas. La comunidad sigue lidiando con la conmoción y buscando respuestas ante esta tragedia inexplicable.
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