Una veintena de activistas protagonizó una acción de protesta en un famoso museo de Madrid, donde se sentaron frente a una emblemática obra de Picasso, provocando que el público tuviera que abandonar la sala durante aproximadamente 20 minutos. El objetivo de la manifestación fue llamar la atención sobre la urgencia de abordar el cambio climático y otras preocupaciones medioambientales, lo que generó un fuerte debate entre los asistentes sobre los métodos de protesta utilizados y su eficacia para generar conciencia.
La intervención de los activistas también suscitó una pronta respuesta de las autoridades del museo, quienes reforzaron las medidas de seguridad para prevenir futuras interrupciones. Mientras tanto, visitantes y críticos del arte expresaron opiniones divididas sobre el impacto de estas acciones en el contexto cultural, entre quienes defienden el derecho a la libre expresión y los que consideran que tales actos comprometen el acceso del público al patrimonio artístico.
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