La prisión de máxima seguridad de Ketziot, situada en el desierto del Neguev cerca de la frontera de Israel con Egipto, ha vuelto a capturar la atención internacional. Este penal, histórico por su papel en la primera Intifada palestina, ahora alberga a los activistas de la Flotilla Global Sumud, quienes intentaban llevar ayuda humanitaria a la bloqueada Franja de Gaza. Los activistas fueron aprehendidos por la marina israelí y trasladados a Ketziot, donde están compareciendo ante un tribunal migratorio especial. La abogada Suhad Bishara, de la organización Adalah, denuncia la falta de representación legal durante las primeras audiencias y resalta la naturaleza «anómala» de este proceso judicial creado exclusivamente para ellos.
Mientras se desarrollan las audiencias, la presión internacional crece y varios países, incluyendo España, aseguran asistencia consular a sus ciudadanos detenidos. Las condiciones del arresto, aunque menos severas que en otros casos documentados de abuso contra palestinos, incluyen humillaciones verbales por parte de figuras políticas israelíes, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. En tanto, una nueva flota denominada «Thousand Madleens to Gaza» avanza hacia la Franja Palestina, evidenciando que la lucha por romper el bloqueo sigue activa. Mientras tanto, cuatro parlamentarios italianos han sido liberados, pero cientos de activistas permanecen en Ketziot, enfrentando la posibilidad de deportación y prohibiciones de entrada a Israel de hasta 10 años.
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