La crisis de vivienda se ha intensificado a nivel global, especialmente en zonas donde el turismo masivo encarece la vida para los residentes locales. Como respuesta a esta problemática, Edna Dantas y su hija Maria Gabrielly optaron por construir su propio hogar en la isla de Itamaracá, Brasil, utilizando más de 8.000 botellas de vidrio. Este ingenioso proyecto no solo les permitió edificar una casa, sino que también les brindó la oportunidad de reinventar materiales que de otro modo habrían sido desechados. Conscientes del impacto ambiental y motivadas por la necesidad, madre e hija recolectaron botellas y otros materiales reciclados de playas y restaurantes locales durante dos años.
La «Casa de Sal», como han denominado su vivienda, es un ejemplo distintivo de sostenibilidad y creatividad, cuenta con siete habitaciones, tabiques hechos de palés y un sistema de baño que ahorra agua. Las paredes, cimentadas con botellas, permiten la entrada de luz natural y el sonido del mar, resaltando su conexión con el entorno y la herencia cultural indígena. El proyecto ha cobrado notoriedad internacional y actualmente se alquila en plataformas como Airbnb, simbolizando un mensaje de resistencia y esperanza. Edna y Maria han demostrado que con determinación y recursos reutilizables, es posible convertir un sueño en realidad, ofreciendo un hogar en medio de un desafío habitacional creciente.
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