La transformación digital y la inteligencia artificial están revolucionando el mercado laboral, y en lugar de destruir empleos cualificados, están incrementando la necesidad de perfiles con competencias digitales. El reto es claro: adaptarse, formarse y entender que la IA es una herramienta, no un sustituto.
La falta de competencias digitales se ha convertido en un desafío global mientras la tecnología avanza rápidamente, especialmente con la aparición de modelos de inteligencia artificial generativa como ChatGPT, DeepSeek, Gemini o Claude. Empresas de todos los sectores reportan dificultades para encontrar talento capaz de manejar datos, automatizar procesos o liderar iniciativas tecnológicas.
En este contexto, la IA no eliminará empleos, pero sí los transformará. Si bien automatizará tareas repetitivas, redefinirá roles sin eliminarlos. Los programadores, por ejemplo, serán más necesarios que nunca, pero con un enfoque distinto: utilizarán asistentes de IA como GitHub Copilot para generar bloques de código y enfocarse en la arquitectura y revisión crítica. Esto incrementará su productividad y mejorará la calidad del software. Sucede algo similar en campos como el marketing digital, la atención al cliente o la gestión de proyectos: la IA potencia el valor humano, pero exige nuevas habilidades.
Informes de entidades como la Unión Europea, el Foro Económico Mundial o LinkedIn destacan competencias digitales clave como la alfabetización en datos, la automatización y análisis con IA, la ciberseguridad, la programación, el diseño de experiencias digitales y el pensamiento crítico. La buena noticia es que estas habilidades se pueden adquirir a través de formación accesible en plataformas como Coursera, edX o LinkedIn Learning.
La inteligencia artificial, que genera temores, también puede ser la solución para cerrar la brecha de habilidades. Herramientas como ChatGPT, Copilot o Perplexity pueden facilitar explicaciones técnicas, resolver dudas de programación y acelerar el aprendizaje. Los modelos de IA permiten personalizar la formación, adaptando los contenidos al nivel y ritmo del estudiante, y universidades ya implementan soluciones basadas en IA para tutorías virtuales y generación de itinerarios formativos.
Superar la escasez de competencias digitales requiere un esfuerzo conjunto de empresas, gobiernos y ciudadanos. Las empresas deben invertir en reskilling y upskilling de sus plantillas; los gobiernos, ampliar la oferta de formación digital y reducir barreras al acceso; y los trabajadores deben adoptar una mentalidad de aprendizaje permanente.
La verdadera respuesta a la escasez de competencias digitales no es frenar el avance tecnológico, sino acelerar nuestra capacidad de adaptación y aprendizaje. La inteligencia artificial, bien utilizada, puede democratizar el acceso al conocimiento y permitir a muchos participar activamente en la economía digital. El futuro es para quienes lo construyen.
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