El Manhattan Project, pese a ser un secreto militar, es uno de los esfuerzos más conocidos de la historia. Su objetivo principal fue desarrollar la primera bomba atómica, un proyecto que unió a investigadores, ingenieros y militares de diferentes nacionalidades bajo el liderazgo de Estados Unidos. Las detonaciones en Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, donde se utilizaron las bombas Little Boy y Fat Man, resultaron en la muerte inmediata de aproximadamente 220,000 personas, además de muchas más por los efectos de la radiación. Este uso de armas nucleares marcó no solo el final de la Segunda Guerra Mundial, sino también el inicio de una nueva era en conflictos armados.
La primera prueba nuclear, conocida como Trinity, tuvo lugar el 16 de julio de 1945 en Nuevo México y fue un hito en la historia de la ciencia. Este evento no solo sentó las bases para las futuras bombardeos en Japón, sino que también representó avances significativos en diversas áreas científicas y tecnológicas, como la física nuclear y la electrónica. A lo largo de las décadas posteriores, se llevaron a cabo más de 2,000 ensayos nucleares en distintos entornos, generando una profunda preocupación global por la radiación. Aunque el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares fue adoptado en 1996, muchos países aún no lo han ratificado, dejando una huella duradera en la política internacional y el medio ambiente.
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