En el actual clima político español, se distingue una clara separación entre las controversias políticas tradicionales y las nuevas corrientes sociales impulsadas por la juventud. Mientras las disputas políticas siguen su curso habitual en ámbitos legislativos y gubernamentales, una nueva generación de jóvenes ha comenzado a prestar menos atención a estas cuestiones, enfocándose en cambio en luchas que sienten más conectadas con sus vidas cotidianas. Un ejemplo claro de este fenómeno es su actitud hacia el concepto de «femicasta», un término que, según los jóvenes, refleja un sistema obsoleto de desigualdades que ya no resuena con sus perspectivas modernas.
Estos jóvenes, cada vez más desconectados de las agendas políticas convencionales, están redirigiendo su energía y atención hacia iniciativas que consideran más auténticas e independientes de la influencia de las estructuras tradicionales. Este desinterés hacia las prácticas políticas acostumbradas indica un posible cambio de paradigma en la manera en que las futuras generaciones se involucrarán en la política y la sociedad. Con su rechazo hacia ciertas etiquetas y conceptos que perciben como anticuados, la juventud de hoy parece decidida a redefinir los términos en que las luchas sociales deben combatirse y resolverse en el futuro.
Leer noticia completa en El Mundo.