La entidad EducAcción ha presentado el I Barómetro EducAcción, un estudio cuantitativo desarrollado por el Instituto de Investigación Metroscopia con el respaldo de la Fundación Unicaja, que analiza la percepción ciudadana sobre el sistema educativo en España en 2025.
El informe pone de manifiesto un malestar generalizado entre la población madrileña respecto al actual modelo educativo, así como una amplia demanda de cambios estructurales y profundos.
Este documento se convierte en una herramienta fundamental para entender la situación actual del sistema educativo, identificar sus principales desafíos y explorar las oportunidades de mejora que pueden guiar su evolución futura.
Las principales preocupaciones
Existe una gran demanda social para transformar el sistema educativo. El informe refleja algunos datos alarmantes que han generado una gran preocupación en la población.
Más de la mitad de la ciudadanía madrileña (52%) cree que la educación actual es peor que la que ellos recibieron, y un 58% teme que en los próximos cinco años siga siendo igual de mala o incluso peor. Este clima de escepticismo muestra que la percepción de crisis educativa está firmemente instalada en la región.
Las preocupaciones entre los madrileños se reparten entre varios frentes que afectan directamente a la calidad del sistema educativo. La más señalada es el nivel de conocimientos adquiridos, que inquieta al 81% de la ciudadanía. También preocupa de manera muy amplia la falta de motivación de los alumnos, que alcanza al 88%, y la falta de financiación, percibida como insuficiente por el 84%. A ello se suman la preocupación por el acoso escolar (84%) y por el abandono escolar temprano (76%). Este conjunto de cifras evidencia que la ciudadanía madrileña percibe deficiencias estructurales que ponen en riesgo tanto el aprendizaje como la convivencia en las aulas. Estas preocupaciones se repiten de manera homogénea en todos los tipos de centros —públicos, privados y concertados— y muestran niveles equivalentes en el resto de las comunidades autónomas. Los resultados confirman que la preocupación por la educación es general y compartida, más allá de la gestión política de cada territorio.