Las elecciones en Estados Unidos, celebradas hoy, han captado la atención mundial debido al ajustado empate entre Kamala Harris y Donald Trump, según las encuestas. Este proceso electoral ha puesto el foco en los siete estados conocidos como «swing states»: Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Arizona, Wisconsin y Nevada. Estos estados, sumando en total 93 votos electorales de los 538 posibles, son cruciales para alcanzar los 270 necesarios para ganar. Mientras demócratas y republicanos tienen asegurados ciertos territorios, la carrera realmente se define en estos lugares que pueden cambiar de lado. A medida que avanza la jornada, los analistas observan con atención factores críticos como el nivel de participación y el impacto del voto anticipado, áreas que podrían inclinar la balanza hacia cualquiera de los dos candidatos.
El papel de los grupos demográficos será determinante en estos comicios. El recuerdo de las elecciones de 2020, donde la participación alcanzó cifras récord, deja claro que la movilización será decisiva. Si bien se espera una fuerte participación republicana, la clave estará en la respuesta de los votantes demócratas y de grupos específicos como latinos, afroamericanos y jóvenes que se mostraron activos hace cuatro años. Además, el voto anticipado, que entonces favoreció a los demócratas, podría no ser tan predecible esta vez, ya que Trump también ha instado a sus seguidores a votar de esa manera. La comunidad latina en Nevada y Arizona, junto a la afroamericana en estados clave, son barómetros esenciales. La movilización y participación de estos sectores serán indicios claros de quién puede alzarse con la victoria al cierre del escrutinio.
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