El autor destaca la urgencia de reactivar un organismo que impulse la acción compartida en Europa, subrayando que el continente no es solo una idea, sino una realidad que se forja mediante la colaboración y el trabajo conjunto. Esta reflexión pone de relieve la necesidad de revitalizar las estructuras europeas para enfrentar desafíos comunes, como la crisis climática, la migración y las tensiones políticas internas, promoviendo un sentido renovado de unidad y propósito.
En su análisis, el autor insta a reconocer las acciones concretas que han sostenido a Europa, enfatizando la importancia de mantener estas iniciativas a través de un organismo dedicado a fomentar la cooperación. Al hacerlo, se busca fortalecer la cohesión entre los Estados miembros y asegurar que los ideales europeos se traduzcan en políticas eficaces y soluciones duraderas. Esta propuesta subraya la interconexión de las naciones y la importancia de actuar colectivamente para preservar y avanzar los valores compartidos del continente.
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