Laila Soueif ha alcanzado un punto crítico en su lucha incansable por la libertad de su hijo, Alaa Abd el-Fattah. Con 245 días en huelga de hambre, el estado de salud de Soueif se ha deteriorado drásticamente, requiriendo traslado urgente al hospital. Su protesta refleja un profundo acto de desesperación ante la injusticia percibida.
Alaa Abd el-Fattah, encarcelado por compartir en Facebook una publicación sobre la tortura de un compañero detenido, enfrenta la indiferencia de los gobiernos de Egipto y el Reino Unido. A pesar de ser ciudadano británico, el gobierno británico no ha logrado garantizarle ni una visita consular, destacando su inacción ante los derechos de sus ciudadanos.
La situación de Soueif es crítica; su salud es precaria y la familia teme un desenlace trágico. Los médicos califican su supervivencia como un milagro, lo que enfatiza la gravedad del momento. La protesta es un llamado urgente a que ambos gobiernos respeten los derechos humanos de manera tangible.
El Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detenciones Arbitrarias ha dictaminado que Abd el-Fattah está detenido ilegalmente y denuncia la negativa de Egipto a permitir el acceso consular británico como una violación internacional.
Un conjunto de 21 organizaciones, incluyendo a la EFF, ha pedido al primer ministro británico, Keir Starmer, que actúe con urgencia para lograr la liberación de Abd el-Fattah. Esta situación aumenta la presión y destaca las preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos en Egipto y el Reino Unido.