En las últimas horas, la discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la economía se ha intensificado, pero el foco ahora está en las implicaciones financieras. Expertos de diversos sectores han lanzado advertencias acerca de un posible exceso especulativo en todo lo relacionado con la IA. Para algunos expertos, más que una señal temprana, esto representa una “bandera roja”.
Una nota reciente de MacroStrategy Partnership, liderada por analistas como Julien Garran, ex UBS, sugiere que la burbuja provocada por la IA podría ser 17 veces más grande que la de las puntocom a finales de los noventa y cuatro veces la del ladrillo global en 2008. Esta evaluación se basa en el concepto “wickselliano”, que critica la asignación ineficiente de capital tras años de tipos de interés bajos y expansión cuantitativa, afectando no solo a la IA, sino también a la vivienda, oficinas, NFTs y capital de riesgo.
En el ámbito de los modelos de lenguaje (LLM), existen preocupaciones sobre sus límites prácticos. Garran destaca que las tasas de finalización de tareas varían entre el 1,5% y el 34%, con resultados inconsistentes. Además, la adopción de IA en grandes compañías ha comenzado a disminuir, según datos del Departamento de Comercio de EE. UU. Cuando se analiza el costo de desarrollo de modelos como GPT-3, GPT-4 y el retrasado GPT-5, se observa que las mejoras no han sido proporcionales a los crecientes costos.
En el frente macroeconómico, MacroStrategy advierte sobre un posible “derrumbe deflacionario” si el crecimiento de las plataformas de IA y la construcción de centros de datos se desaceleran y la economía se enfrenta a dificultades para reflotar.
El endeudamiento en el sector tecnológico para la creación de centros de datos también es motivo de preocupación. Dario Perkins de TS Lombard compara la situación actual con los excesos de la era puntocom y subprime, identificando una carrera en la inversión que podría ser insostenible.
Por otro lado, en la Italian Tech Week, David Solomon de Goldman Sachs advirtió sobre un posible “drawdown” bursátil en los próximos meses debido al despliegue de demasiado capital en poco tiempo. Jeff Bezos de Amazon reconoció la posibilidad de una burbuja en IA, pero también defendió sus beneficios a largo plazo.
A pesar de estas alertas, los índices bursátiles permanecen fuertes. El S&P 500 alcanzó un récord, mientras que los futuros se mantienen al alza y el oro sigue subiendo significativamente. En el ámbito corporativo, las empresas líderes en IA, como NVIDIA y AMD, se encuentran en una posición paradójica: son vencedoras del ciclo actual, pero también vulnerables si el apetito por la inversión se enfría.
La discusión sobre si estamos frente a una burbuja o un ajuste saludable continúa, pero las cifras señalan que la IA no solo es el motor del momento sino parte de un ambiente financiero más amplio influenciado por políticas monetarias laxa. La tarea para los inversores y gestores es separar la «IA narrativa» de la «IA contable», enfocándose en métricas de resultado reales.
La conclusión es clara: la inteligencia artificial está aquí para quedarse, pero el mercado exige cautela y un análisis detallado para identificar las verdaderas oportunidades en medio de la creciente emoción y el ruido financiero.
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