Castilla-La Mancha es una región española rica en paisajes y monumentos históricos. Entre sus tesoros se encuentra la Cueva de la Vieja, ubicada en Alpera, Albacete, célebre por sus pinturas rupestres. Esta cueva es un destino ideal para los amantes del arte prehistórico, ya que alberga ejemplos notables del Arte Levantino y el Arte Esquemático. Descubierta en 1910 por Pascual Serrano y posteriormente investigada por Henri Breuil y Juan Cabré, la cueva fue reconocida internacionalmente después de la publicación de sus estudios. En 1924, se declaró Monumento Histórico Artístico, y más tarde, en 1985, Bien de Interés Cultural. Finalmente, en 1998, fue incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La Cueva de la Vieja conserva más de 170 motivos pintados que ilustran escenas de arqueros y varias especies animales, todos en tonos rojos realizados con pigmentos minerales. Entre las figuras, destacan 33 arqueros, además de 15 ciervos, varias cabras, toros y un caballo, además de dos figuras femeninas con vestimentas y ornamentos. También contiene 37 motivos abstractos y geométricos, típicos del Arte Esquemático, realizados con diversos instrumentos como la yema de los dedos y ramas vegetales. Estas características hacen de la cueva un sitio único para comprender las creencias y vida cotidiana de los grupos neolíticos que habitaron la región entre el 6500 y 3200 a.C.
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